viernes, 6 de julio de 2007

Solo me emociono....


(Dialogo imaginario con la esposa, sobre el embarazo de la hija)

Sabes “piba”, simplemente me emociono.

¿Como fue que pasó el tiempo? Yo tengo la impresión de que la dimensión del espacio se corrió muy rápido, de repente.

En una aceleración, probablemente por alguna falla, precisamente de ajuste.

No culpo al tiempo, que es perenne, infinito. Pero mi tiempo-espacio sí es existencial y material. Al igual que la tuya, y de cada persona. Y a todos por nacer, le espera su tiempo. El que vive, tiene y gasta su tiempo; desde que nace, no antes, ni después. Cada día que vive utiliza el resto de su tiempo.
Yo no culpo, no busco culpable, ni culpa.

¿Pero como fue que pasó? Hemos bebidos tantos soles y tantas primaveras sin hartarnos. La felicidad es como el agua pura: nunca sacia, uno siempre vuelve a desear, con la misma intensidad que la primera vez.

La vida es caminar de a dos, agua pura que no empalaga; transitar la vida y después las cabecitas con trencitas y mochillas al hombro, en corridas apresuradas para no perder el colectivo, en horario muy temprano para esas caritas dormidas.

Pero, ¿donde fue a parar algunos de recuerdos de entonces?, ya olvidado o perdidos para siempre. Abandonados y desechados como los zapatitos desamoldados por el uso, el guardapolvo apartado porque quedo corto, ya no están.

Por suerte están las fotos, en los cumpleaños entre globos y peinados con flequillos y vestidos y medias con volantas. Fotos, imagen que recuerda, pero no son reales, son imágenes; solo copias que ejercitan la memoria. No es igual tener la foto de un perrito que tener el perrito. La foto es un “revividor” de memoria. De sensaciones y sentimientos tristes o alegres.

No, no quiero ver fotos.
Prefiero recordar con veneración el paso de la existencia. Figurar mí tiempo, nuestro tiempo con los protagonistas más importantes en la vida de todos padres: Los hijos.

El tren de la vida dobla por sendero sinuoso y nunca por el mismo recorrido en cada hijo.
Pronto recorre la secundaria, la amistad, el amor, ilusión, los padres respiran el mismo aire con cada uno de los hijos. Sueñan los mismos sueños, sufren los mismos desencuentros.

La universidad, Dios ayuda a que tiene fe y se esfuerza y no claudica. Y llega el día. Recibir el titulo, tener un arma para enfrentar a la vida. Andar en la bicicleta sin las rueditas laterales, pedalear sin ayuda.

Debo admitir, mis cabellos han encanecido bastante. Debo confesar que observé el rostro de una mujer, muy niña aun, recostada en la cama, absorta a en su tarea. Me quede en silencio mirándola un poco más, contemplando aquel rostro que tanto conozco y quiero, después pose mi mirada sobre su pancita desnuda e “inflada”. Y aquella sublime imagen me hizo recordar la imagen de la Virgen Maria esperando al niñito Jesús.
Y eso me emocionó. .. sabes “piba”, porque nosotros también somos partes de este milagro.

URÜ

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