viernes, 6 de julio de 2007

Al abuelo que nunca conocí


El mar de mis pensamientos

Quien pudiera correr el velo del destino. Recoger las redes del pasado. Pisar la orilla del tiempo, mojarse los pies en las salubres aguas del mar, sin lagrimas. Hundir los dedos profundamente en la arena caliente, y no quemarse. Solo sentir su tibieza.

Disfrutar de la caricia del viento suave, del sol perenne que nunca se esconde.
El susurro del bosque cercano.
Caminar sin cansarse nunca; sin perseguir, ni ser perseguido. Sin miedo.
Correr hasta alcanzar el tiempo, ganarle sin trampa, sin sentir una opresión en el pecho.
Descubrir la magia de juntar los tiempos, ayer con mañana para crear uno solo: el instante.

Si pudiera sostener el pensamiento sereno. Como Vuelo de gaviota, quieta, suspendida y curiosa sobre el mar tranquilo, confiable.
Mar, tan inmenso que me hace muy pequeño.
La inmensidad de la duda, eterna que galopa hacia el infinito.
La duda y su recompensa: la nada.

Alimenta la necesidad, el enorme deseos de saber. Anhelo que persiste.
Sin agobio ni desfallecer, pero siempre.
Tal vez debiera pronunciar la palabra. Invocar. ¡Pero, como cuesta!.

Debiera romper el hechizo. Demasiada espera, incertidumbre.
Pero el dolor frena.
Prometo tomar coraje y gritar fuerte.
Ahora que éstas en el cielo, es posible que me escuchas,.. y te reconoce en mí.
Ahora que soy lo que fuiste Ahora que conozco, que puedo palpar la felicidad que otorga este titulo.

Pero quisiera preguntarte. ¿Alguna vez me acunaste en tus brazos?.
Perdóname, pero no recuerdo que fuiste mi héroe. Mi confidente.
Perdóname, no recuerdo tu rostro. Nada recuerdo de ti.

¿Acaso fui importante en tu vida?.
No lo sé. Pero tú eres importante para mí. De eso estoy seguro.
Porque gracias a ti, soy lo que fuiste.
Y por eso te doy gracias.

Aunque nunca te conocí, gracias a ti conocí la felicidad.
Gracias abuelo, te doy... ahora que soy abuelo.

No hay comentarios: