miércoles, 4 de julio de 2007

Encuentros


ARTICULO DE OPINIÓN.

Reflexiones sobre el IV Encuentro de Escritores, organizado por el Grupo Misioletras.

Por Urú.

El tiempo de espera, para la realización del IV Encuentro de Escritores, en mayo de 2007 ha pasado.
Ahora urge la necesidad de realizar un balance de lo acontecido, en esos 4 días del mes de la patria.
Sopesar, cosechar lo sembrado en forma colectiva y personal; porque la unidad hace al grupo y el grupo, debe ser una unidad.

Para mí, no es sorprendente, ni resulta difícil concebir el sentir colectivo de los trabajadores de las letras. Palpar el sentimiento que nos hermana.
Integrantes del grupo y participantes del encuentro; todos somos hermanos de pensamientos.Poeta, autor, cantor, recitador, escritor de cuentos; todos por igual desnudan sus almas para expresar sus sentimientos.Todos estamos y permanecemos hermanados, por esa inmensa necesidad de comunicar... y comunicarnos.

La comunicación es una necesidad común, que nos iguala.
La valentía y la habilidad, que nace y es propiedad de cada poeta para contar las cosas que pasan, es un privilegio que la existencia reparte a pocos.
Y en la quietud emocional que otorga el tiempo, (ha pasado un menos de un mes, desde este encuentro) recolecto emocionado el sentir de los escritores participantes.
Sueños y realidades con un denominador común: la voluntad y la preocupación constante de preservar nuestra identidad.

Desde latitudes tan distantes, todos llegaron con sus pertenencias más valiosas: sus pensamientos.
Tuve el inmenso placer de realizar entrevistas a algunos de estos personajes.

Desde Comodoro Rivadavia, donde sangra negra la tierra por el petróleo succionado y enajenado, Juan Carlos Siarez acorta distancias para deleitarnos con sus poesías y compartir su vocación: luchar para iniciar a los niños en la lectura.

Nerina Thomas, otra participante del encuentro, crea un puente imaginario desde Rosario Santa Fe, sin claudicar de su sentimiento, bregando por la institución sagrada de toda sociedad, que es la familia y su pilar fundamental: la mujer.

Hugo Elder Barbero, desde otro punto de la misma provincia, con su excepcional dote de autor, defiende la cultura del hombre del campo, y las costumbres pueblerinas.

La cadena llega hasta la Capital Federal, con la vocación sagrada de Alicia Márquez y Bibi Albert donde con grupos de Talleres recrean sus deseos de compartir la cultura popular y el amor por el teatro, la música y toda manifestación artística que preserve nuestra identidad.

La cadena de hermandad baja por el litoral, desde Santa Fe, hasta Chaco. Desde la tierra que vio nacer y lloró la partida de Fernando; el perro de la calle, que fuera inmortalizado en una canción y en una estatua en la plaza principal de Resistencia; desde allí Ismael Oscar Villalba nos conmueve con sus poesías.

La cadena de la hermandad, que se zarandea por el Paraná, pronto se adentra en la selva misionera y remueve como un arado las costumbres de los “de tierra adentro”.

Cultura que permanece fuertemente atada con “isipó” a la memoria de Theodosio Andrés Barrios, nuestro merecedor del premio Misionero de las letras 2007.h otorgado por el Grupo Misioletras

Fiel custodio de la sangrante tierra misionera, y que lo manifiesta “sin empacho” en sus trabajos literarios.

Daniel Estefani, desde la ciudad de las cataratas, donde brama “la Garganta del diablo”, preocupado por lo más importante para la realización de cada persona, que es la dignidad, se propone una meta casi imposible: buscar por los pueblos y parajes del interior a los poetas olvidados.

Rescatar y valorizar en su justa dimensión a los “tapados” del interior, a través del apoyo y la publicación de su arte.

La cultura se enaltece y se valora en su justa dimensión con el trabajo impecable de Carozo Zueta y Nerina, cuando recrean en imágenes y melodías la selva de Misiones y sus habitantes; mientras que Ramón Ayala resucita en cantos y versos la nostalgia por aquel viejo barrio de Posadas, que ya no es lo mismo: la Bajada Vieja.

Simples reflexiones que dejan en la memoria de los que participaron de este IV Encuentro de Escritores, organizado por el Grupo Misioletras.

Queda la nostalgia de despedir a nuestros visitantes, hermanos de pensamientos, y la certera enseñanza: no estamos solos en esta ruta delnsamiento.En la búsqueda constante y el custodio de nuestra identidad, todavía somos muchos. Y eso ya es bastante para seguir en esta senda.-

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