viernes, 6 de julio de 2007

El cielo no esta tan lejos


El cielo no está tan lejos.

Sucede que, repentinamente, el universo comienza a girar rápidamente, que produce mareó, vértigo; pero después se frena y reinicia su marcha en cámara lenta; más tarde toma más y más velocidad, como una vieja calesita. La mente, girando en el carrusel de la existencia, es posible que perciba los rostros y movimientos de las gentes, pero sin lograr escuchar sus voces; solo notarlos pasar, como una película muda.

Después los acontecimientos se suceden en secuencias, igual que las imágenes del viejo álbum, como si se deshojara de adelante para atrás, las imágenes, (en blanco y negro) de la infancia, ya perdida
Por un instante, solo por un instante, el mundo se ha puesto al revés. El viento ha cambiado de dirección y de velocidad; el brillo y el calor del sol no son iguales, los rostros de las mismas gentes son diferentes.
Las agujas de todos los relojes se detienen momentáneamente, giran al revés.

Abrir y cerrar los ojos, para percibir el sentido correcto de las cosas. Para volver a ubicar cada cosa en su lugar.
Para que todos los relojes vuelvan a funcionar, y girar en sentido correcto.
Volver a empezar. Reloj-arena del tiempo retorna su marcha desde cero, el inicio de uno nuevo.

No solo es una sensación. Es el reacomodamiento apresurado de tu tiempo.
Porque ahora todo es diferente.
El milagro que crece en tu vientre a cada instante, guiará a tu pensamiento a que viaje por los lugares más distantes

Durante “la espera”, tu mente cruzará por el cielo azul; viajará más allá que la más lejana de las estrellas; llegará a la puerta del infinito. A la puerta de la felicidad.
Y a veces, equivocadamente, a la puerta de la tristeza; solo a veces.

Y todo por Aquel que vendrá. Solo tuyo, tan intimo y tan universal.
El sentimiento trasmutado, pintará “la espera”; con los colores del arco iris, mientras el vientre acuna el milagro de la vida.
Ciertamente el tiempo se corrió. Pasó. Se fue.
Todo porque una vida llega. Un tiempo.

El tiempo tiene paciencia, donde “la espera” es solo una fracción pequeñita. Esperar 9 meses para tocar el cielo. ¿Acaso es demasiado esperar?
La felicidad camina menos deprisa y con más tiempo que todas las sensaciones.

¿Acaso no vale la pena “la espera” para olvidar los días con nubarrones, de melancolías?,
¿De tantas veces llorar sin saber porqué, solo porque tienes “gana de llorar”?

Si las lágrimas son las lluvias que lavan el alma, ser madre es la llave que abre la puerta del cielo.
Tener un hijo es el milagro de tocar el cielo con las manos, porque aunque parece, el cielo no está tan lejos.
Esta cada vez más cercano, pronto estarás acunándolo en tus brazos

URÜ

No hay comentarios: