sábado, 23 de junio de 2007

la vocación de escribir

Mi verdad.

En una oportunidad un amigo me ha preguntado, que me motiva a escribir. En consecuencia yo mismo me vi obligado a hacerme la misma pregunta, en la búsqueda de una repuesta sincera, y encuentro más de una, posibles o verdaderas

¿Qué me motiva a mí, y a cada escritor a escribir?

Encuentro muchas repuestas valederas, ¿pero acaso son las verdaderas? Es posible, pero no satisface. Yo tengo la certeza, la convicción de que, hay tantas verdades, como personas en el mundo Entonces ¿qué me impulsa a escribir?.

¿Acaso trascender, buscar la fama, el prestigio?…la inmortalidad.

Ciertamente son fuertes motivos, pero no son suficientes, ni están asegurados por el solo hecho de escribir.

Encuentro una aproximación a la repuesta que más me satisface (por verdadera). Para mí (y creo no equivocarme, para cada escritor) existe otra razón más poderosa, mucho más fuerte, más grande y simple: la necesidad de comunicarse, de hacer conocer mi verdad. Verdad idéntica, “muy parecida” a otras, pero propiedad, que nace de cada escritor. Y el escritor tiene la virtud y la necesidad de compartir. Si logra una verdadera comunicación, que es su búsqueda, su objetivo está cumplido: sus lectores se convierten en sus confidentes y hermanos.

La necesidad que tiene cada escritor de anunciar sus ideas, no tiene que ver con un estado de soledad o de aislamiento. Ésta es y se debe entender como una necesidad que tiene de comunicarse, más allá de la vocación o profesión que abraza cada persona, y que nace justamente de la necesidad y la voluntad de compartir sus pensamientos, para manifestarse en una realización personal.

El escritor es una persona que ve y trasmite la realidad de las cosas. De lo que pasa y de lo que no pasa.

Descubre y pone a descubierto las dos caras de la luna; ofrece al lector la oportunidad de ver lo que todos miramos y no vemos, o sentimos sin saber. O no logramos mirar ni sentir, por falta de tiempo. Es lo que cada escritor pretende rescatar: recuperar el tiempo, la fantasía y los sueños para cada lector. Porque cada escritor es ante toda una persona, y en la vida se nace con una misión. La mía como persona, es mi mensaje de apego a la ética y a la buena costumbre, mi sincero respeto por las raíces y la cultura de cada pueblo, sin claudicar de mi inmenso afecto por el medio ambiente. Es lo que siento y quiero compartir.


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